Cómo mejorar nuestro rendimiento convirtiendo los nervios y/o ansiedad, en un extra de energía positiva.
En numerosas ocasiones y a pesar de estar bien preparado y/o entrenado, los nervios pueden jugarnos una mala pasada. Veamos el por qué, cómo minimizarlos o emplearnos en nuestro beneficio.
La fecha que tenemos marcada en nuestro calendario (ya sea una competición, un examen u otra situación) está cada vez más próxima. Empezamos a sentir nervios, nos cuesta conciliar el sueño y por nuestra cabeza pasa absolutamente de todo. Esta situación es totalmente normal, lo que debemos hacer es aprender a manejarla, e incluso, a sacarle partido convirtiéndola en algo positivo.La distancia entre nervios y emoción es tremendamente corta,
incluso podríamos decir que es inexistente, ya que los nervios son una emoción.
Lo que podemos hacer es aprender a controlarlos y sacarles el lado positivo.
Cuando decimos estar nerviosos lo que ocurre en nuestro cuerpo es una liberación de sustancias químicas llamadas hormonas y neurotransmisores, las cuales alteran el funcionamiento de ciertas partes del organismo. Lamentablemente nuestro cerebro no distingue la causa, por ejemplo, la liberación es la misma cuando se acerca una competición, o cuando nos llevamos un buen susto con el coche aunque, obviamente, la causa no tiene nada que ver.
Nuestro organismo reacciona a lo que interpretamos y el
sistema nervioso autónomo (es decir, el que no se puede controlar voluntariamente)
actúa en consecuencia. Esta parte del sistema nervioso, está dividida a su vez en dos variantes; una
que funciona como acelerador (el sistema simpático) y otra que se comporta como
un freno o regulador (el sistema parasimpático).
Cuando nos damos un susto o nos ponemos nerviosos, nuestro
cerebro prepara en un instante una respuesta compleja y drástica. Es un fenómeno muy similar al que experimenta una cebra
cuando se encuentra con un león en la sabana y necesita enviar energía a sus
músculos para emprender la huida.
Por ello la próxima vez que tengas una competición, un examen,
etc. Lo primero es tener claro que nos vamos a enfrentar a ello por voluntad
propia, así que, de momento el “factor sorpresa” no existe, por lo que el
enfoque debe empezar por ser “Voy a hacer algo que quiero, y lo voy ha hacer porque quiero”.
Por lo cual en un altísimo porcentaje, todo está en cómo se interprete.
Vamos a enumerar tres ideas que puedes poner en práctica para llevarlo lo mejor posible.
- Lo primero es respirar profundamente. Las respiraciones profundas, entre 3 y 5 veces, favorecen la oxigenación cerebral y bajan, tanto la tensión arterial como la muscular, relajando también el pulso cardíaco. Cuando nos alteramos nuestros latidos se aceleran y no realizamos correctamente la respiración. Es por ello que nuestro cerebro interpreta que algo no va bien y activa el modo ansiedad como medida de defensa. Respirar correctamente nos ayudará a tranquilizarnos y sentir solamente la activación, sin nervios, ni ansiedad.
- Debemos controlar nuestras emociones. Somos nosotros quienes debemos controlar nuestro cuerpo y mente, para ello debemos gestionar nuestras emociones, no permitiendo que sean ellas las que controlen y dirijan nuestras acciones. Si eso llega a ocurrir, no serás dueño de ti, y no podrás dar lo mejor que tengas en tu interior, si no que saldrá lo que cuadre. Este es el momento idóneo para convertir los nervios en actividad, ya sea física o intelectual. Para ello repítete tanto como sea necesario, hasta que te convenzas a ti mismo/a, “Estoy súper preparado/a para esta prueba”; “He dedicado mucho tiempo para preparar esta competición y estoy tremendamente entrenado/a”; “Tengo muchísimas ganas de demostrarme a mí y al público lo bien que llevo la preparación, así que cuanta más gente me vea, mejor”; "Tengo muchas, muchísimas ganas de competir y lo voy ha hacer muy bien". El miedo, los nervios y la ansiedad los podemos convertir de forma rápida en concentración y motivación, sólo depende de nosotros, si somos dueños de nuestras ideas, seremos dueños de nuestros actos.
- Esto, como casi todo, se entrena. Tenemos que poner en práctica la situación que nos afecta todo lo que nos sea posible, realizando o imitando esa situación con toda la frecuencia posible. Tanto en el día a día de nuestra vida cotidiana, como en entrenamientos.
El estado de concentración y ganas de
superarnos puede llegar a ser tal que nuestras facultades físicas, verbales y/o intelectuales se verán mejoradas, simplemente, por esos pequeños cambios de enfoque que hemos
adoptado. Así que aprovechemos el exceso energético para sacar lo mejor de
nosotros mismos y resarcirnos de todo el esfuerzo y horas dedicadas a preparar este momento.
Gracias y salu2.
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