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Cómo crear un hábito deportivo saludable.

 

¿Cómo crear un hábito deportivo saludable?

Esta es una cuestión tremendamente importante para no abandonar la práctica deportiva que nos hemos propuesto. Continuando con el cuidado, la mejora física y anímica que el deporte nos aporta. 

 Elegir la actividad adecuada.

 Si comenzamos una actividad que no sea de nuestro agrado, por la causa que sea, proximidad al domicilio o trabajo, horario conveniente, un amigo/a que la practica, etc. Estaremos dando el primer paso para abandonarla. Si empezar a entrenar no es sencillo hacerlo haciendo algo que no nos gusta es una condena.
Debemos elegir una actividad que nos guste y nos motive, que nos resulte interesante y no nos cause un estrés añadido. De este modo será más sencillo crear el hábito, siempre es más sencillo acostumbrarnos a lo que nos gusta, que a lo que nos repele. Si no sabes por cual decantarte, no pasa nada, prueba y con conocimiento de causa, toma la decisión que mejor te haga sentir, puedes incluso variarlas en el tiempo o combinar distintas actividades.


Empieza suave y progresivamente.

Es muy importante comenzar de esta forma, de lo contrario es muy probable que nos lesionemos y es, prácticamente seguro, que nos hartaremos a causa de un cansancio excesivo, agujetas, dolores musculares, etc. Todo ello a causa de no haber ido poco a poco, empezar demasiado fuerte es totalmente contraproducente. Por ello deberemos comenzar con un nivel de exigencia, en todos los aspectos, acorde a nuestras posibilidades reales.
Una persona que no esté acostumbrada a la actividad física, debería comenzar con tres o cuatro días a la semana, de forma alterna y no excediendo en duración los 40’, incluyendo el calentamiento. Con el paso del tiempo y las sesiones, la duración, frecuencia e intensidad de las mismas irán en aumento pero, permitiendo siempre la asimilación de las cargas suministradas al organismo.

Realiza cambios en las rutinas.

La simple mención de la palabra “rutina” nos causa sarpullidos, nos suena a aburrido, tedioso, monótono y, realmente es eso, para evitar caer en ella y que la rutina nos trunque el hábito. Debemos realizar variaciones en la misma, evitando que el entrenamiento se vuelva rutinario.
Por ello es importantísimo introducir variaciones regularmente en las sesiones. Estos cambios pueden ser de diferente tipo, aumentar la dificultad, cambio de deporte o recorridos, si sueles entrenar solo buscar compañía. En resumen, cualquier variación que introduzcas te hará sentir la sesión diferente.


Se paciente.

Cuando las cosas se hacen bien los resultados llegan, pero hemos de ser realistas, todo proceso lleva su tiempo y es absurdo buscar atajos, los cambios rápidos no suelen aportar buenos resultados. Por supuesto ir  alcanzando pequeñas metas nos hará continuar y nos resultará estimulante.

Fíjate objetivos.

Siempre debemos fijarnos tres tipos de objetivos, a corto, a medio y a largo plazo. Todos ellos son necesarios y cumplen una misión específica en el tiempo. Los más próximos nos hacen entrenar en la inmediatez y no descuidarnos por  verlos demasiado lejos, los intermedios serán los que nos arrojen mayor cantidad de datos y los lejanos, esos serán los más satisfactorios, pues serán los que tengamos como meta.


Evita caer en obsesiones.

Si te obsesionas con el deporte, como con todo en la vida, será perjudicial para el resto de los aspectos de tu vida en el día a día. Nuestra vida gira alrededor de múltiples facetas y decisiones que nos traído a dónde estamos y nos han convertido en lo que somos. Si queremos realizar cambios, debemos hacerlos sin que nos suponga un estrés añadido o nos acarreé problemas. No debemos sentirnos presionados, si no ser un cambio fluido, progresivo y definitivo. Entrenar debe resultar placentero, una válvula de escape, no una obligación, pues si es esto último, de las que ya la vida nos colma, lo dejaremos por convertirse en una responsabilidad adquirida y no en una actividad de la que disfrutemos. 

Integra la rutina en tu vida y en el día a día.

Al principio puede resultar costoso, como todo cambio. Cuanto mayor sea el cambio que nos propongamos, más costoso será pero, al alcanzarlo también más satisfechos nos sentiremos. Imaginemos una persona sedentaria que lleva muchos, MUCHOS años en ese aspecto vital, el sedentarismo y ahora quiere introducir la actividad física en su vida, el cambio va a ser radical y le va a costar, sobre todo cuando pasen las primeras semanas, la novedad y las ganas de cambio, será en ese momento cuando si se ha adquirido el hábito, se podrá continuar sin esfuerzo y si el hábito no está afianzado, el abandono del deporte será inevitable.


Gracias y salu2.

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