Empecemos como no se deben empezar
las cosas, por el final. El mejor resumen posible en pocas palabras pero de
forma muy gráfica de mis 21 Leguas de Narón (101 km’s) es, parafrasear al
premio Nobel D. Gabriel García Márquez, cuando tituló a uno de sus mejores
libros “Crónica de una muerte anunciada”, pero ahora vayamos al principio y
dejemos que los todavía vívidos recuerdos narren los acontecimientos.
Llegué a esta prueba plenamente
consciente de ni estar en las mejores condiciones, ni haber entrenado lo mínimo
imprescindible pero, teniendo la inscripción y celebrándose en las proximidades
de mi domicilio familiar, además de ser la primera edición, tenía la obligación
moral de asistir así que el pasado sábado (8/10/2022) me presenté en la salida
con más dudas que certezas y conocedor de a lo que me exponía por no estar
suficientemente preparado. Los objetivos del año habían sido totalmente
distintos por lo que la preparación también lo fue y, una vez alcanzados, no
había tiempo físico para entrenar de cara a estas “21 Leguas”. Se fraguaba la
tragedia.
Eran las 9:00 cuando se dio la
salida, de forma muy puntual y tras la correspondiente cuenta atrás acompañados
por un clásico para este tipo de carreras, el “Highway to hell” de AC/CD. Con
anterioridad, una hora antes, habían salido los ciclistas de MTB, en torno a
750 y ahora lo hacíamos los marchadores, del orden de 350 participantes, cada
uno con sus objetivos personales y deportivos, además de sus peculiaridades
individuales, lo que todos teníamos en común era el llegar antes de 24 horas al
punto del que habíamos partido tras haber recorrido las 21 leguas (101 km’s.)
de los que consta el recorrido.
Los primeros 23 km’s. transcurrieron bien, de forma tranquila y controlada, comiendo bien y bebiendo adecuadamente, llegados a este punto la carrera o más bien su perfil y firme, cambiaban de forma radical, dejamos atrás el asfalto que, prácticamente desde la salida, nos había traído hasta aquí por un trazado sin apenas desniveles. Tras cruzar el acceso a la base naval de “La Graña” por un impresionante túnel de, aproximadamente un km. abandonamos el asfalto no sin antes enfrentar la primera gran subida del recorrido que nos saca de la base naval, para adentrarnos en el monte en estado puro. A partir de aquí el recorrido se torna en pistas de tierra, con constantes pero suaves “subibajas”, nos dirigimos hacia la playa de Doniños (km. 32'5), tras la cual recorrimos su pinar por superficie arenosa pero cuyas vistas y entorno compensan con creces el esfuerzo que esta superficie blanda e irregular, pueda suponernos. Ocho kilómetros después (40’3 km.) llegamos al Bar Horizonte, en él nos espera un nuevo avituallamiento que, como todos los anteriores, estaba perfectamente ubicado y equipado, contando con todo lo que la organización dijo que habría y en cantidad más que suficiente PERO…!!! Aquí empezaron a irme mal las cosas a título personal, como dije antes había preparado una liga de carreras de entre 20 y 25 km. y sobre 1500 m. de desnivel positivo por prueba.
No estaba preparado para esta carrera y fue, a partir de este punto cuando empecé a notarlo, en un principio levemente, aunque para llevar lo que llevaba y, sobre todo, para quedarme lo que me quedaba, ni los datos, ni las sensaciones eran buenas. Era plenamente consciente de que podía rendir a ritmos medios/altos sobre 30 km’s. Pero llegaba faltísimo de fondo, de rodajes largos, de kilometradas y de mucho más desnivel acumulado. Por ese motivo a partir de aquí todo fue a peor, había cruzado la línea desconocida y lo que se avecinaba no pintaba bien, nada bien. Siguieron cayendo los km’s. hasta el km. 50 lugar en que se encontraba otro avituallamiento el de Ponzos, mis sensaciones aquí ya eran muy malas, con vómitos, caminando y trotando a partes desiguales, ganando estadísticamente los tramos andados sobre los corridos.
Con más pena que gloria y los
calambres llamando a la puerta llegó el km. 57’5, avituallamiento de Campelo.
Tras este punto hay una subida que me dio la puntilla, no he querido ni mirar
los datos de esa subida pero se que tienen que ser nefastos, no tengo ni idea
de cuantas veces me paré durante la misma, pero fueron muchas y bastante
prolongadas, ahí fui totalmente consciente de que mi carrera se ponía
excesivamente complicada y empecé a plantearme la retirada. Continué hasta el
km. 66 y este fue el punto y final de la carrera para mí.
Tras pararme y analizar, lo que llevaba y los datos acumulados, lo que quedaba y las sensaciones tanto objetivas, como subjetivas, la decisión fue compleja y dolorosa pero meditada y, a fecha de hoy, estoy convencido de que fue la decisión correcta. Aquí me retiré con mucha pena, pero satisfecho de haberlo dado todo y consciente de que la preparación fue, para esta prueba corta, fue idónea para la liga de carreras que me había fijado como principal objetivo del año y que me salió muy bien pero, me faltó tiempo para acumular lo necesario para esta.
El día salió mucho más caluroso y
soleado de lo esperado y, desde luego, muchísimo más de lo que es habitual en
esta zona y para esta época. Esto sumado a lo poco que me gusta a mi el calor y
lo que me afecta al rendimiento fue, junto a lo ya comentado sobre la
preparación y lo apretado de calendario dio como resultado lo aquí relatado.
Una prueba fallida que me servirá de acicate para próximas ocasiones.
No pasa nada, habrá más carreras y más oportunidades, soy consciente de que experiencia no me falta y conocimientos tampoco, a veces, simplemente… las cosas no salen como queremos.
Referente a la prueba.
- El recorrido estuvo perfectamente
balizado y señalizado en todo momento.
- El entorno, así como las vistas
son un premio constante para los sentidos.
- Los avituallamientos muy frecuentes y bien dotados, tanto en variedad, como en cantidad.
- Los voluntarios de diez, no lo
pudieron hacer mejor, apoyar más, ni involucrarse en mayor medida.
- Una organización volcada y
preocupada por lo detalles.
- Sin duda una prueba totalmente recomendable, NOS VOLVEREMOS A VER 21 LEGUAS!!!
Es, desde mi punto de vista, una prueba preparada con cariño y, aunque hubo algún fallito muy leve (no merece la pena ni ser mencionado) no me cabe duda de que ocurrió a causa de ser la primera vez que se celebraba y de que, en posteriores ediciones, será solucionado.
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