El calor, el buen tiempo y el verano hace que salgamos a la calle y pasemos mucho tiempo fuera de casa, en múltiples ocasiones tomando "algo".
Para muchas personas este momento representa todo un reto a la hora de elegir la bebida más adecuada para mantener una alimentación adecuada a los objetivos fijados. Por ello que es mejor...?, ¿decantarse por un refresco o por una cerveza?
Una caña con tapas es lo más socorrido cuando empieza el buen tiempo, y a pesar de que no lo tengamos en cuenta, se trata de un alimento con una alta carga de calorías, ya que a las propias de la cerveza, y en concreto a las del alcohol, debemos sumarle las de la tapa, que por lo general suelen ser alimentos con altas dosis de calorías (aquí es donde radica la mayor parte del problema con la dieta).
La cerveza es una bebida elaborada a partir de un cereal, la cebada, que además contiene lúpulo y; en algunas ocasiones malta, por lo que su contenido en hidratos de carbono es alto, a lo que hay que sumar las calorías que aporta el alcohol que contiene esta bebida, lo que la convierte en algo altamente calórico. Es cierto que la levadura de cerveza que contiene nos aporta infinidad de beneficios, además de vitaminas del tipo B, que tan necesarias son para el organismo, pero a pesar de esto, puede ser un enemigo de la dieta. Si bien es cierto que se debe diferenciar entre los alcoholes destilados (whisky, ron, vodka, etc) y los alcoholes fermentados (cerveza y vino) Los primeros son mucho más calóricos y de una calidad inferior, mientras que son más fácilmente utilizables por nuestro organismo.
Frente a la cerveza tradicional tenemos los refrescos, a los que se les añaden azúcares para darles un sabor dulce y, según la bebida, también estimulantes. A pesar de esto, y de las calorías que nos aportan, los refrescos no contienen alcohol, lo que los convierte en una elección menos calórica que la cerveza tradicional. Pero también hay que tener en cuenta que no nos aportan apenas nutrientes como sucede con la cerveza, que es un alimento nutritivo y en muchos casos hasta recomendable. Por lo que nos aportan menos calorías y menos beneficios.
Para librarnos de las calorías de ambos productos podemos optar por sus variedad libre de azúcares y de alcohol. En el caso de los refrescos para la elaboración de esta variedad se utilizan edulcorantes que muchas personas no quieren incorporar en su dieta (algunos de ellos se consideran altamente cancerígenos). Por el lado de la cerveza podemos optar por su variedad sin alcohol y sin calorías que nos ayudará a seguir obteniendo los nutrientes de esta bebida pero sin poner en riesgo nuestra dieta.
Gracias y salu2.
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